A los aficionados al patrimonio, no se les escapa la gran riqueza artística e histórica de la Montaña Palentina, aunque para el público general, no deja de ser algo que está ahí. Afortunadamente, existen iniciativas que permiten rescatar del olvido estas viejas construcciones que ven pasar el tiempo sin prisas, sabiendo que muchas seguirán ahí, aunque nadie las visite.
Recientemente, varios miembros de nuestra asociación pudieron disfrutar en primera persona de un viaje organizado por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, en una iniciativa que aunaba historia, arte, gastronomía y turismo; y que contó con bloggers invitados de diferentes ámbitos.
Desde la divulgación de historia y patrimonio, estuvieron presentes Mariché Escribano, del sitio Ermitiella; Sira Gadea, de Viajar con el Arte; Cristina Párbole, de la Huella Románica; Javier Ramos, de Lugares con Historia y Ana Manzano, de Iconos Medievales. Mientras que del mundo de los viajes y las experiencias turísticas, los representantes fueron Jose Escribano, de Rutas por España, y Lola Hernández y David Vázquez, de Destino Castilla y León.
Recorrer todo el legado del románico palentino nos llevaría unas cuantas semanas, así que como toma de contacto, nuestros socios pudieron realizar un “menú degustación” de algunas de las maravillas que esconden estas tierras. A través de una #EscapadaRománica pudieron conocer el magnífico Monasterio de San Andrés de Arroyo, un ejemplo de la evolución de románico al gótico; la Ermita Rupestre de los Santos Justo y Pastor, un templo románico escavado en la roca, y por último la Ermita de Santa Cecilia, una iglesia rural sencilla de enorme belleza.
La Fundación Santa María la Real, creada por el arquitecto y dibujante “Peridis”, lleva más de cuatro décadas generando oportunidades de desarrollo para personas y territorios, mediante el estudio, conservación y puesta en valor del patrimonio.
Y como cada piedra, cada rincón y cada viejo edificio, tiene una historia que contar, la suya y de los que la habitaron, este viaje estuvo dirigido por un experto local que ha trabajado durante años rescatando las experiencias de muchos lugares de la montaña palentina. Porque no solo hay que preservar, hay que divulgar este patrimonio oculto en pequeños pueblos, donde la casualidad hizo que muchos de los canteros locales que trabajaron con los grandes maestros del siglo XIII en monasterios y conventos, luego aplicaran lo aprendido en pequeñas iglesias rurales, convirtiéndolas en pequeñas obras de arte.
Su legado es un museo vivo en el que las piezas son iglesias, ermitas, castillos, torres y los cientos de bienes patrimoniales que han sobrevivido al paso del tiempo en estas pequeñas aldeas y pueblos.
Pero la montaña palentina esconde otro patrimonio oculto, en forma de naturaleza y paisajes, que van desde los altos picos de la cordillera cantábrica, a los páramos y los valles. Y también es gastronomía, con lugares mágicos donde quedarse y disfrutar de los mejores ingredientes de la cocina local.